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Sitio web de Complicidad en la destrucción
El oro se usa en conexiones eléctricas y placas de circuito para una multitud de productos electrónicos, incluidos teléfonos celulares, computadoras portátiles y de escritorio, servidores de gigantes tecnológicos y en automóviles eléctricos. Las mayores empresas de este sector, como Apple, Tesla, Samsung, Microsoft, Intel, Sony, Volkswagen, Ford y General Motors, son suministrados por dos refinerías bajo investigación de las autoridades brasileñas por comprar oro ilegal extraído en territorios indígenas.
La investigación ha demostrado que más del 47% de las exportaciones de oro de Brasil podrían ser de origen ilegal. Mientras tanto, un puñado de refinerías de oro en países que importan la mayor parte del oro de Brasil también suministran las principales marcas orientadas al consumidor mencionadas anteriormente, lo que implica que sus cadenas de suministro podrían verse contaminadas aún más por este mineral ilegal.
Los impactos en los territorios indígenas altamente preservados de la Amazonía, en particular los de los pueblos yanomami, munduruku y kayapó, son inconmensurables, ya que los mineros salvajes recorren arroyos y lechos de ríos, causando deforestación y contaminando recursos críticos de agua dulce con sedimentos y mercurio tóxico. Estas actividades han provocado un aumento de enfermedades mortales como la malaria y el envenenamiento por mercurio, y conflictos sociales como la violencia, el narcotráfico, la depredación sexual de mujeres y niñas indígenas y el asesinato. Como resultado de esta crisis, las comunidades indígenas están sufriendo una emergencia multifacética, ya que su salud, seguridad, territorios e integridad cultural están siendo atacados.