En mayo de 2006, el Congreso aprobó la ley 28736 para la protección de Pueblos Indígenas u Originarios en situación de aislamiento o contacto inicial. Y bien, Perupetro, empresa estatal que negocia y suscribe contratos para la exploración y explotación de hidrocarburos en el país, inició en enero un proceso de selección de empresas para la proyección de 18 lotes petroleros, que entraron en subasta. La convocatoria hizo que organizaciones ambientales y civiles, ONGs y entidades públicas advirtieran que la licitación de los lotes pondría en riesgo la vida de pueblos indígenas en aislamiento voluntario, que viven en la Amazonía y podrían ser vulnerados con el inicio de la exploración en Reservas Territoriales protegidas por el Estado.
La polémica parte del hecho de que las coordenadas de ciertos lotes ofrecidos por Perupetro números de Reservas Territoriales. Según un informe de la Defensoría del Pueblo, los lotes 132, 133, 138 y 139 se superponen a las Reservas Murunahua, Madre de Dios e Isconahua ya las Propuestas de Reservas Territoriales –que se hallan en proceso de formalización– Yaraví Tapiche, Yaraví Mirim y Kapanawa, con lo que en breve comenzarían las exploraciones petroleras en zonas donde habitan pueblos no contactados, lo que podría llevar a que gran parte de la población de estos pueblos sea afectado de manera irreversible.
Estudios realizados por antropólogos peruanos y extranjeros señalan que los no contactados carecen de inmunidad contra enfermedades de los foráneos, debido a su aislamiento. Cualquier forma de contacto, por breve que sea, puede ser mortal. Una simple gripe o una diarrea podrían dar inicio a una epidemia que mataría a estos poblados. En los años ochenta una exploración petrolera mató a la mitad del pueblo Nahua. En 1996, luego de que un grupo de 'murunahuas' fue contactado por primera vez, más de la mitad de ellos pereció.
Perupetro desmiente que exista superposición de lotes, a pesar de que el mapa de coordenadas dice lo contrario. Sostiene que respeta el ordenamiento legal vigente y, aunque el Ministerio de Energía y Minas –del cual dependencia– ha manifestado su compromiso en excluir de la subasta las áreas que se superponen a reservas territoriales, el presidente del directorio de Perupetro, Daniel Saba, parece hacer caso omiso a las recomendaciones. Mantiene la idea de licitar los lotes petroleros si la ley se lo permite.
Según Carlos Alza Barco, defensor adjunto para los servicios públicos y el medio ambiente, falta un reglamento de la Ley 28736 que permite que las reservas gocen de la protección que el Estado debe darles.
“Perupetro hace mal en esperar los trabajos de exploración para recién hacer las coordinaciones con el Instituto Nacional de Desarrollo de la Selva Peruana (INDEPA) y conocer el efecto nocivo que podría traer la actividad petrolera”, afirma
Saba atizó la polémica sobre la licitación de estos lotes. Primero cuestionó la existencia de pueblos indígenas en aislamiento voluntario, al considerar absurdo decir que hay pueblos no contactados “cuando nadie los ha visto. Entonces, ¿de qué no contactados están hablando? ”.
Ante esto, la ONG de protección de los derechos de los pueblos indígenas, Survival, respondió que “sin duda, el señor Saba preferiría que no hubiera indígenas no contactados en donde quiere explorar en busca de petróleo”. También advertí que “si Perupetro permite el acceso a las compañías petroleras a zonas donde habitan no contactados, es probable que destruyan por completo a los indígenas”.
Parece que Saba no se quedó tranquilo con las reacciones a sus primeras afirmaciones y anunciadas –contrario a su posición inicial– la contratación de una consultora que establezca contacto con indígenas en aislamiento voluntario, lo que vulneraría los derechos de estos pueblos. “No sabemos cuál es la posición de estos pueblos en aislamiento, nadie les ha consultado y en este estudio vamos a conocer qué opinan”, descrito Saba, de modo increíble.
A raíz de estas declaraciones, el 14 de mayo la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP), que representa a 1,350 comunidades de la amazonía, denunció a Daniel Saba, ante la Cuarta Fiscalía Provincial de Prevención del Delito de Lima, por coacción, abuso de autoridad y usurpación de funciones.
Jorge Payaba Cachique, coordinador nacional del programa de pueblos indígenas en aislamiento voluntario del AIDESEP, dijo que si Saba cumple lo dicho, quebrantaría el derecho de estos pueblos a permanecer aislados, derecho que el Estado reconoce. Saba sostiene que la ola de reclamos responde a intereses particulares. “Hay no contactados, por lo tanto no puedes entrar. ¿Cuántos hijo? No sabemos porque son no contactados ”, dice Saba, con claro tono irónico.
A inicios de mes la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) pidió al Perú protección para los últimos pueblos indígenas no contactados que quedan en su territorio. A este pedido se suma el informe 101 del la Defensoría del Pueblo, del 23 de enero de 2006, que en su conclusión ocho refiere acerca de los pueblos indígenas en situación de aislamiento voluntario y contacto inicial: “la etapa de exploración [de hidrocarburos] es la que genera mayor riesgo de contacto con los pueblos indígenas en situación de aislamiento, debido a la alta movilidad de los equipos utilizados para la sísmica que se introducen en los bosques ”.
La República buscó a Daniel Saba para que responda por las denuncias que se le imputan, pero el presidente de Perupetro estaba muy ocupado para atender a los medios. Quien habló fue Ronald Egúsquiza, gerente de promoción de la empresa estatal, quien aseguró que la acusación hecha por AIDESEP “no es una denuncia penal sino una investigación preliminar”, por lo que la empresa “prefiere esperar los resultados y no tener contacto con la prensa ”.
¿Responsabilidad social?
César Sarasara es también un indígena, pero a diferencia de los no contactados, el está bastante conocido con el mundo occidental, sus organigramas y su vida política. Es, además, presidente de la Confederación de Nacionalidades Amazónicas del Perú y hace dos semanas viajó a Canadá, junto con Saba, para promocionar los lotes petroleros en polémica. Sarasara presentó una ponencia sobre la responsabilidad social que las empresas petroleras deben asumir para no afectar la amazonía ni la existencia de los pueblos indígenas no contactados. Según él, las actividades petrolíferas y la protección de los pueblos indígenas son dos temas que pueden ir de la mano si hay diálogo. Los reclamos de varias organizaciones se reducen a veces a intereses por conseguir fondos, según Sarasara.
El caso es que estos pueblos corren peligro de desaparecer si no se asegura su supervivencia. El Ministerio de Energía y Minas tendrá que garantizar el respeto de los derechos que, por ley, les corresponden a estos peruanos. No vaya a ser que, una vez más, los más vulnerables paguen los platos rotos por la codicia de unos cuantos en nombre del desarrollo.
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PEDIDO. Unas 30 organizaciones indígenas amazónicas suscribieron el mes pasado un comunicado en el que instan al Ministerio de Energía y Minas, ya Perupetro, a excluir las Reservas Territoriales y las Áreas Naturales Protegidas del proceso de oferta pública de los lotes en subasta. Pero parece que Perupetro no lo ha tomado en cuenta





